Un poco de memoria: Don Luis Vargas, tan pronto como asumió como concejal, se reunió con dirigentes de los areneros (no se sabe si bajo la Ley del Lobby) para estudiar el cambio de la ordenanza municipal. Ya se sabía que la anterior normativa legal no era del agrado de estos empresarios porque los obligaba a presentarse a licitación, dando la impresión que les acomoda más el permiso precario… ¿Por qué? Seguramente porque no tienen competencia, ya que los terrenos adyacentes al río son de su propiedad y, seguramente, ellos quieren fijar lo que deben pagar al municipio. Se estipuló que la nueva ordenanza comenzaría a regir el 1 de enero, pero hasta ahora (abril) todo sigue igual (como la canción) que antes: “sin que los areneros paguen un peso a la municipalidad”. Los empresarios, dueños y señores de las areneras, solo adquieren patente para comercializar áridos, ya que, según ellos, traen este producto de afuera. ¡Por favor¡, quién puede creer que se traiga de otros lugares estos productos, pagando un cuantioso flete, para comercializarla en esta comuna. Un vecino no lo piensa así y, por eso, envía foto de un cerro de arena que el dueño dirá que lo trajo de Puente Alto, que es lo más cercano. ¿Quién le pone el cascabel al gato?
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